miércoles, 23 de mayo de 2012

Agalloch - The Mantle - Reseña

Agalloch (Portland, Oregon, E.E.U.U)
The Mantle (2002)
Calificación:  4.5 / 5.0
Disquera: The End Records

En corto:
- Este album es una belleza altamente demandante.
- No apto para orejas casuales.
- Apto para metaleros y no metaleros de mente abierta.
- Toda paciencia será recompensada.
- No se trata de técnica, sino de atmósfera.

Géneros en juego:
Neofolk, Post-Rock, Metal Progresivo, Doom Metal, Blackened Doom Metal.

Sitio Web:  http://www.agalloch.org/

Para muestra un botón:


  Tracklist:
  01 - A Celebration for the Death of Man...
  02 - In The Shadow of our Pale Companion
  03 - Odal
  04 - I Am The Wooden Doors
  05 - The Lodge
  06 - You Were but a Ghost in my arms
  07 - The Hawthorne Passage
  08 - ...and the Great Cold Death of the Earth
  09 - A Desolation Song


Ad Absurdum Ad Infinitum (en otras palabras, la reseña extendida) :

Hace ya 10 años que Agalloch lanzó "The Mantle" y cómo los buenos vinos, el tiempo ha sido juez implacable y el mejor arquitecto de cualquier opinión. En el caso específico de "The Mantle" ha servido para confirmar lo que ya algunos sospechábamos desde aquel 2002 tras visitar las tiendas de discos underground, servidores, foros ó en donde entonces fuera posible llegar a conseguir el material de esta banda de Oregon en otras latitudes: Que éste álbum iba a hacerse camino para convertirse en un clásico en el ámbito de la música fuera del mainstream y afortunadamente no un clásico en el sentido de como éstos eran definidos por Ernest Hemingway, quien solía decir que un clásico es una obra de la que todos hablan, pero que pocos leen. Por el contrario, el exámen al que fue sometido no sólo "The Mantle" como álbum sino también Agalloch como banda fue, ha sido y sigue siendo sostenido y exitoso. Mientras que al mismo tiempo, la banda conservando su postura de "tómalo o déjalo, ámalo u odialo", con su nivel de calidad no nos ha dejado muchas opciones fuera de tomarlo y amarlo con la admiración que de sobra merecía y sigue mereciendo hasta nuestros días.

Cuándo una banda habla de ser influenciada en alguna medida por "Nick Cave y los Black Seeds" o por "Godspeed You! Black Emperor" y en un tema con referencia a Nathaniel Hawthorne se pueden escuchar fragmentos de diálogo extraídos de films como "El Séptimo Sello" de Ingmar Bergman y "Fando y Lis" de Alejandro Jodorowsky, inmediatamente hay que abandonar la noción de estar ante un álbum simplista o sencillo, o la de estar ante una banda formada por amateurs o personajes desprovistos de cierta cultura general y menos aún musical, porque entonces es probable que esas cuántas referencias ayuden a comprender un poco mejor de donde proviene parte del equipaje sonoro y conceptual que da luz y sustento a un álbum cómo "The Mantle" y a una banda como Agalloch.

En términos concretos "The Mantle" es un disco sólido, intenso, vasto, emocional e inteligente y lo mínimo que demanda a cambio es lo mismo. No es un álbum que pueda operar de manera óptima cómo música de fondo o que entregue lo que tiene por ofrecer en toda su magnitud a orejas casuales. Muchos ya lo han dicho:  escuchar "The Mantle" es una experiencia exhaustiva, es largo, agotador y absorbente. Otros se han sentido inducidos a dormir en algún punto al escucharlo por primera vez y es comprensible porque así fue concebido en su poética interior.

Si bien en una entrevista John Haughm (vocalista y guitarrista de la banda) charla sobre la idea de confeccionar "The Mantle" como un viaje desde Portland hasta el Monte Hood en la ríspidez característica de su invierno, también comenta de su estadía en Finlandia y de cómo dicho viaje no sólo coincidió con un desinterés total de su parte con respecto al metal convencional, sino que también le permitió entrar en contacto con otra gran cantidad de influencias musicales (entre ellas y de manera importante, la música electrónica y el NeoFolk) que le ayudaron a definir el sonido que buscaba para el álbum, por lo que me atrevería a decir que "The Mantle" en cierto sentido termina siendo la visión de un viaje aún más intenso que va desde el invierno de Finlandia hasta el de Portland... y quién podría aguantar un viaje así de extenuante sin sentir necesidad de reparar en algún punto el sueño?

Cómo toda misión crítica y con espíritu de experimentación ante las posibilidades infinitas que había a la mano (que es cómo la banda misma percibió este proyecto según sus palabras y no las mías), The Mantle en su sonido no sólo experimenta, sino que termina por innovar en el uso de ciertos elementos paradigmáticos (altamente característicos) de géneros como el Folk y el Black Metal, mientras que por otra parte comenzaba a acariciar de manera muy particular la piel de esa bestiezuela rara que por aquel entonces seguía asomando la cabeza bajo el nombre de Post-Rock.

Sin embargo, lo admirable es que todos estos elementos Agalloch los aborda en "The Mantle" sin tímidez (ya sabemos que pasa con los tibios según un muy popular libro de ficción), por el contrario, el disco en su increíble consistencia da más giros que un artista del trapecio, sólo que lo hace en cámara lenta para que podamos atestiguar que la magia en juego es real y sin trucos baratos como esos que gustan tanto a los magos convertidos en celebridades, en los que todo es artificio y gesto vacío. Agalloch en su magia no desaparece estatuas de la libertad ni ejecuta 2500 notas por minuto porque esa no es la intención. Agalloch hace levitar la hoja caída de un árbol y en esa aparente sencillez, sin grandes explosiones o artilugios está su profundidad para quien pueda verla.


"The Mantle" es un álbum para el que sería tener una visión muy obtusa el encasillarlo en un sólo género, porque independientemente de lo consistente que es, da cabida a una riqueza de texturas y variaciones altamente evocativas al mismo tiempo que diversas.

"The Mantle" no es un ejercicio en torno al virtuosismo técnico, es un ejercicio sobre la creación de atmósferas y en ese sentido es un ejercicio ejecutado con maestría.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grandiosa reseña, felicidades, diste en el punto del porque de este hermoso álbum.